Quien no ha caído, y mientras levantas la vista de nuevo vez moretones, el corazón en pedazos, amputado, de eso se trata la vida de darse en la madre y volverse a levantar. Se trata de mirar los escombros escavar y encontrarnos de nuevo.
No queridos míos su Violetta no se puso amorosa, menos a dar consejos sobre el amor, tampoco trato de iniciarme en la cura de los corazones rotos.
Encontré a un tipo, de esos que son algo atractivos, inteligentes, pero por supuesto también muy pretenciosos, la primera impresión fue ¡que desperdicio, es gay! Una charla y un rico té me hicieron cambiar de impresión. Este querido amante de los halagos tenía una mirada un poco sola, tal vez por eso mi mentecilla retorcida empezó a hacer de las suyas la respuesta venia de miss pelvis, este suculento pastelito iría a dar a mi mesa o bueno a mis muslos ¡aja! Tratando de hacer alarde de mi estúpida honestidad (cinismo) salió de mi un “me gusta oiga” fue la típica respuesta de alguien más ególatra que yo “¡ja, ya lo sabía”! Lo bueno es que pasan taxis con frecuencia y mi casa esta a unas cuantas calles.
Pero todos tenemos nuestras historias, algo que llamamos pasado ¿Por qué ese nombre, pasado? En fin aquel chico, tenía su propia historia de desamor, que algunos llaman horror, y bueno como mi amor propio no podía verse deteriorado por nadie salí corriendo.
Se quedo con sus recuerdos un chai y una que otra comparación absurda. Mi refugio los libros, el tequila no solo nos dio las palabras de un hombre para describir a esos amores que se quedan como seres invisibles en nuestras vidas, “La mujer que ame es un fantasma, yo, el lugar de sus apariciones”.
Los egoístas nos odiamos para destantear al enemigo, y después regresamos a la cama donde espera nuestro cochino ego.
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