lunes, 17 de enero de 2011

El amor ¿un estado de ánimo?

¿Existirá el amor? ¿a qué sabrá? Yo creo que ha de saber como dice una canción de Joaquín Sabina, a “helado de fresa sabor venganza”. Y es que ahora con tantos daños que se tienen que reparar, son muchas las que sufren de este mal.
Lluvia, una chica frenéticamente enamorada (pero sólo de sí misma) ha descubierto que el amor es un lapsus doloroso y que es muy difícil desprenderse de alguien, más aun cuando ese alguien abre y ve cosas con sus propios ojos.

La mayoría de las que nos dedicamos a vender caricias falsas sabemos que el amor es más que una ironía, una metáfora que sólo sirve para recrear instantes u obtener algún privilegio, bueno además de muchos bonos extra.

Algunas buscan sigilosamente quien las salve de vivir en los inframundos de la vendimia sexual, otras anhelan acabar sus estudios para dejar las luces neón y salir adelante solas y vestidas de traje sastre.

Alguna vez se han preguntado si su Violetta tiene su propio sueño, sí los tengo pero son bastante ambiciosos y reales (eso creo yo) ¡aja! Mi plan es tener un negocio propio que no involucre hombres y ni mentiras. Otras veces sueño con dejar de ser la propia protagonista de esta historia de vida que escribo y que ustedes lectores míos leen (bueno, una parte de ella), talvez para algunos la más sombría o la más divertida y llena de novedades.

A veces me entra aquello de la muerte Bukowski, ya saben… vivir siempre entre putas, apuestas y borrachos que es lo que yo llamo la muerte de un literato; o podría ser viajar a Monterrey y tener la fiebre de las fugitivas del miss clairol como le pasa ahora a mi amiga C, que de ser inteligente asidua a la lectura y una fanática del sarcasmo ahora es sólo una sombra de cabellos rojos vagando por la ciudad, incomprendida.

Todos son matices del amor propio, del amor desgastado, del amor sombrío, del amor sangrante, del amor retardado, del amor solitario.

Pero a pesar de todo esto prefiero esa soledad y mis historias, al amor lo esperaré algún día, hoy sólo quiero seguir siendo esta Violetta que tiene tantas cosas que decirles y que sigue en su vida de mentirillas con la conciencia olvidada en alguna parte del Periférico.

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